En sus 23 años al frente de la parroquia del núcleo rinconero, este sacerdote no sólo consiguió construir una iglesia nueva, sino que se ganó el cariño y la admiración de todos los vecinos, que ayer le rindieron un homenaje
«Antonio, hace ya siete años que dejaste de ser nuestro párroco, pero tú siempre serás recordado como el cura de La Cala del Moral». Con estas emocionadas palabras destacaron ayer más de un millar de personas la figura inolvidable del pizarreño Antonio Estrada, que fue durante 23 años el responsable de la parroquia del núcleo costero más occidental de Rincón de la Victoria. La iglesia que él construyó con las aportaciones de miles de vecinos fue escenario de una misa en homenaje a este hombre «débil físicamente, pero con una gran fortaleza en su corazón», como lo definió el obispo de la Diócesis de Málaga, Jesús Esteban Catalán, que presidió el acto. «Antonio, pasaste aquí casi media vida y estos vecinos no te olvidarán jamás. Con mucho esfuerzo conseguiste construir este hermoso templo, lleno de luz y con un gran espíritu Mediterráneo», expresó el obispo, en presencia de Estrada, que vive en su Pizarra natal junto a unos familiares, retirado de la primera línea eclesiástica por problemas de salud.
«Era una persona muy humana, muy dulce, que se preocupaba por todos, te felecitaba los cumpleaños, casaba a todo el mundo, siempre estaba dispuesta a ayudar. Es muy querido en La Cala y se le echa mucho de menos», expresó Patricia Llamas, una joven de 37 años que acudió a la misa junto a su marido, Ignacio Recio -«fui monaguillo con él», dijo- y sus dos hijos pequeños. Tras la misa y las muestras de cariño en el templo, unas 200 personas compartieron con Estrada una comida en un restaurante del núcleo rinconero.
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